The Sarajevo Film Festival was founded in 1995 in the midst of the Balkan War with the objective of distracting the population during the long siege of 1992. Today, twenty years later, we found a different festival. War is a protagonist, through a dozen documentaries and feature films that serve as catharsis for the lived drama.
Sorting the issue of war in Bosnia is hard even today. It could be useful for the atonement of the country, that cinema would reflect what we are today. Current portraits are especially interesting in societies in the midst of reconstruction like the Yugoslavian one. It is a society that needs to transcend the horror and darkness. It is on the look for references that dwell with their same issues and contemporary challenges.
Paradoxically, despite the painful remembrance of war, the Yugoslavian folk have made of their war history their main touristic attraction. In cities like Sarajevo, Belgrade and Mostar, it is especially significant. There, souvenirs and guided visits have war as their main ingredient. In this situation, one asks itself what do Bosnian, Serbian or Croatians see when they look at themselves today.
The memory of Tito’s Yugoslavia contrasts with the difficulties of a population that desires to “be European”. This is a society that has been forced to migrate or to live under precarious conditions because of the lack of employment.Today, the ex-Yugoslavia lives a new challenge, that of being the anteroom to Europe for thousands of Syrian and Afghan immigrants.
Even when there are no documentaries or feature films to show it, they are becoming the parapet of the massive exodus heading to central Europe in the face of the unsupportive policies of the EU.
El Festival de Cine de Sarajevo se fundó en 1995, en plena guerra de los Balcanes, con el fin de distraer a la población durante el largo asedio que sufrió la ciudad desde 1992. Hoy, veinte años más tarde, encontramos un festival diferente. La guerra es protagonista, a través de una decena de documentales y largometrajes que sirven de catarsis del drama vivido.
Sortear el tema de la guerra en Bosnia es aun hoy difícil. Pero quizás sería útil en la reparación del país, que el cine ayudase a reflejarnos lo que somos hoy. Este retrato actual es especialmente interesante en sociedades en reconstrucción como la yugoslava. Esta sociedad necesita trascender el horror y la oscuridad. Se encuentra a la búsqueda de referentes que aborden también sus problemas y retos contemporáneos.
Paradójicamente, pese a que rememorar la guerra duela, los yugoslavos han hecho de su historia bélica su principal atractivo turístico. En capitales como Sarajevo, Belgrado o Mostar es especialmente significativo. Allí, los souvenirs y las visitas guiadas tienen la guerra como ingrediente principal. Ante esta situación, uno se pregunta qué ven los bosnios, los serbios o los croatas cuando se miran hoy día. El recuerdo de la Yugoslavia de Tito contrasta con las dificultades de una población que desea “ser europea”. Una sociedad a la que la falta de empleo obliga a emigrar o vivir en situaciones precarias.
Hoy, la exYugoslavia vive un nuevo reto, el ser la anteasala de Europa para miles de emigrantes sirios y afganos. Aunque aun no hay documentales ni largometrajes que lo muestren, se están convirtiendo sin quererlo en parapeto del éxodo masivo hacia Centroeuropa frente a las políticas insolidarias de la EU. El volumen de emigrantes que duerme cada noche en parques o parkings de la ciudades yugoslavas no deja de crecer, desafiando las capacidades humanitarias de unos países que ya tienen en su propia consolidación y redefinición suficientes retos como para convertirse en campos de refugiados.
¿Se trata de una macabra casualidad, o los Balcanes son, por alguna razón, el escenario elegido de los mayores conflictos internacionales del último siglo?
The volume of immigrants that sleep every night in parks or parking lots in the Yugoslavian cities does not stop growing, defying the humanitarian capacities of countries that have with their own consolidation and redefining enough challenges as to turn into refugee camps.
Is it a cruel coincidence, or are the Balkans for a special reason the chosen scenery of the mayor international conflicts or the last century?