Internet ya ha desplazado a la televisión como escaparate de venta mientras que el medio audiovisual para para Internet se impone. Todos deben poder acceder a la comunicación audiovisual de calidad. La solución pasa por invertir en creatividad y por innovar.
UN SECRETO MAL GUARDADO
Hablando con algunos directores de PYMES aun podemos percibir un mito, creado en los años 80 y 90, de que el audiovisual es un medio de comunicación prohibitivo para la mediana y pequeña empresa.
Este mito es tal que, por temor, algunos no osan preguntar qué costes son necesarios para producir un audiovisual que satisfaga sus objetivos de comunicación. Se trata de un mal grave, y se ha de decir que parte de responsabilidad la tienen ellos por no informarse, sin embargo, entiendo las reservas generadas por la fascinación y un cierto secretismo que aun hoy cerca al audiovisual. Durante el pasado periodo de bonanza, algunas agencias de publicidad y productoras se lucraron a costa, precisamente, de la ignorancia de muchos sobre los verdaderos costes de una producción audiovisual.
Así, y sin pretender generalizar, se diseñaron muchas campañas fastuosas cuyos presupuestos se engrosaban a base de elementos, a menudo innecesarios, otras, ni siquiera empleados, y alargando a menudo tiempos y costes por pura ineficacia de los creadores e intermediarios a la hora de acometer su objetivo.
INTERNET: UN ESCAPARATE PARA TODOS LOS BOLSILLOS
Hoy en día, la situación ha cambiado. Las empresas no están para derroches, la irrupción de Internet hace que la televisión no sea el único escaparate desterrado notablemente este modelo del pasado.
Comunicar audiovisualmente puede hacerse sobre cimientos bien diversos. Uno, el de la sofisticación formal: rodajes con equipos técnicos y humanos cuantiosos, a base de grabar cientos de tomas durante varios días. La otra alternativa se basa en la sobriedad y se limita a trasladar a la pantalla ideas creativas que den a conocer un servicio o producto desde las necesidades objetivas, y no avasallando a base de presupuestos sobredimensionados. A veces olvidamos que la creatividad y una realización sensata pueden ser tan efectivas como una campaña de las grandes marcas. Es importante dimensionar.
¿Debe comunicar audiovisualmente sólo el que más tiene? ¿Puede el pequeño competir igualitariamente con el grande? El mito de David y Goliat nos aporta algunas ideas. Creemos de justicia abrir el campo de juego a todos y reflexionar sobre si el papel de la comunicación audiovisual debería limitarse a sus funciones: comunicar. Despejemos el miedo a preguntar y pidamos presupuestos desglosados. La transparencia y la información sobre los procesos de producción nos hará decidir mejor como invertir en la comunicación de marca.
En El Obrador contamos con una guía básica de cómo comunicar nuestro proyecto en el siguiente link, https://el-obrador.com/como-comunicar-mi-proyecto/