La producción de documentales es una carrera de obstáculos. Extinguidas casi todas las subvenciones en las islas, las cadenas autonómicas o nacionales son la principal opción, sin embargo la coproducción con la televisión autonómica no es fácil y no sólo por sus limitaciones presupuestarias, sino especialmente por las limitaciones en su línea editorial.
El documental, no deja de ser una forma de narrar historias de personas con conflictos, sin embargo, la politización de las directivas de las televisiones públicas les lleva, a menudo, a evitar las realidades más conflictivas de la sociedad contemporánea. En su lugar, priorizan proyectos que abordan historias del pasado o bien sin aristas o carentes de un espíritu crítico. Esta prudencia a mostrar lo no ortodoxo, lo profundo o lo crítico, es una norma no escrita que se ha consolidado como una medida de autocensura ante la cual, creadores y productoras, nos hemos resignado en gran parte.
Ante las dificultades referidas, el pasado martes, una comitiva de cuatro productoras Baleares entre las que se encontraba Mosaic, viajamos a Amsterdam para asistir al IDFA, uno de los mercados más importantes de documentales. Esta expedición fue auspiciada por la Asociación de Productoras de Baleares (APAIB) y co-financiada por el Institut d’Estudis Balearics. Allí coincidimos con un centenar de productores, directores y comisarios de televisiones internacionales y descubrimos el potencial que nuestros proyectos documentales pueden tener fuera de nuestras fronteras, tanto en su financiación como en su distribución.
La internacionalización es un paso tan difícil como necesario para las productoras audiovisuales españolas, pues la financiación de nuestras obras más autorales está, desgraciadamente, fuera de nuestro país y pensamos que la coproducción internacional es ya un camino sin retorno, no solo para el documental sino también para cualquier formato audiovisual.
Pero, ¿cuáles son las claves de la coproducción internacional?
– Idealmente empezar contando con algún partner local o nacional. La televisión autonómica o estatal de tu país es la primera credencial que un coproductor o comission editor pedirá para participar en la financiación.
– Temática «GLocal«, es decir, el documental ocurre en un lugar, pero la historia trasciende las fronteras culturales para ser apreciada por cualquier espectador.
– Es conveniente contar con un distribuidor o agente de ventas antes de que el proyecto finalice su producción. Las relaciones se crean a base de confianza, como todo. Suelen quedarse un 30% de las ventas.
– Los mercados internacionales (IDFA (Holanda) Sundance (EEUU) MipTV y MipDoc (Francia) San Sebastián (España) Berlinale (Alemania), etc) son el lugar donde de concentran los productores, distribuidores y compradores de documentales y se realizan la mayoría de las precompras. La presencia regular en estos mercados y la formalización de relaciones de confianza so las clave para poder optar a pre-vender un documental o conseguir un contrato de distribución.
En definitiva: hemos de fortalecer nuestra presencia internacional ya que Europa es nuestro mejor aliado para contar las historias que nos conmueven. Los fondos europeos y la financiación compartida son los únicos garantes de una cierta independencia y un abordaje industrial al maltrecho formato documental.